jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Tienes mucho ego?

Cuando se habla del ego se pueden conseguir muchas definiciones de muchos sitios, pero cuando hablo de la trampa del ego, me estoy refiriendo a tener una excesiva identificación con ese Yo interno, con esa identidad que sentimos como propia y que nos diferencia de los demás. 
Es normal sentirte diferente, pensar que eres una entidad única en el mundo ya que nadie más puede vivir dentro de tu cabeza y experimentar tus emociones y vivencias. Llegar al extremo del budismo de pensar que esa experiencia del sí mismo es sólo una ilusión es tal vez exagerado, pues sin esa individualidad pierdes parte de eso que te hace único (aunque esa fusión con el todo sea precisamente lo que persigue el budismo, pero entiendo que  pueda parecerte excesivo). Pero vivir en el lado opuesto, totalmente identificado con tu ego te puede llevar a un individualismo demasiado marcado y a caer en lo que coloquialmente se dice  “tener mucho ego”.

Estar en la trampa del ego es estar tan posicionado en tu propia visión, tan anclado a tu mapa del mundo que pierdes la perspectiva de las cosas. Somos seres subjetivos por naturaleza pero podemos tratar de mantener una cierto objetividad sobre las cosas. Y en la relación con los demás, si realmente quieres conectar, debes dejar una parte de ese ego de lado, para entrar en el mundo de la otra persona y compartirlo. Es además un modo de no darte más importancia de la que tienes. No se trata de rebajarse, ni de falsa humildad sino de estar en un nivel en el que aún manteniendo esa identidad, podemos ver los puntos de vista ajenos y valorar a los otros como iguales a nosotros mismos.

Puede parecer que estoy hablando de algo muy obvio y fácil de hacer, pero citaré algunos ejemplos que tal vez nos hagan pensar que no es tan sencillo. En el film Dalai Lama Reinassance en el que se nos explica como un grupo de 40 pensadores occidentales de diferentes ámbitos de las ciencias y las humanidades se reunieron con el Dalai Lama con el fin de compartir con él sus inquietudes y dudas acerca de qué medidas y soluciones tomar para mejorar el mundo en que vivimos. Formaban parte del colectivo Synthesis. Antes de acudir al encuentro con el Dalai Lama se habían reunido en diferentes ocasiones y en los días en que permanecieron en Dharamsala, tenían reuniones previas para decidir qué preguntas y cuestiones se plantearían en las horas de reunión con el Dalai Lama. Eran todas personas con una trayectoria vital y personal destacada y que habían trabajado su crecimiento personal e incluso espiritual. Tenían además un propósito que podemos considerar elevado: luchar por un mundo mejor. No obstante, rápidamente en las reuniones previas a los encuentros, surgían fricciones. La mayoría de las fricciones venían del ego de los pensadores. Muchos de ellos querían que sus pensamientos fueran tenidos en cuenta y tener la ocasión, tal vez única, de hablar directamente con el Dalai Lama. Tuvieron que hacer votaciones para ver quién quería hablar por encima de todo y a quién no le importaba no hacerlo. Al final llegaban a buen puerto, pero la humildad de las respuestas del Dalai Lama todavía dejaba más en evidencia la trampa del ego en que muchos de ellos habían caído.

Si llegados a esos niveles suceden esas cosas, no nos puede extrañar en absoluto que en círculos más cotidianos, en el trabajo o en la Redes Sociales surjan personas que parecen desbordar de ego. Usaré el caso de las Redes Sociales como ejemplo ya que las podemos observar todos, pero lo mismo valdría para muchas otras situaciones de la vida. Hablamos en ese caso de personas que además de tener una presencia bastante continuada y evidente, gran parte de esa presencia es con la atención volcada en sí mismos. Sus interacciones son en la mayoría de los casos para seguir dándose importancia o para demostrar su pretendida sapiencia. O para acercarse a otros que les den mayor relevancia. Dogmatizan sobre lo que deben hacer o no los demás, pero se aplican excepciones a sí mismos. Son claros ejemplos de alguien que ha caído en la trampa del ego y ya no usa su Yo como un punto de apoyo, sino como un pedestal. Lo triste es que ser diva de pedestal tiene una vida corta y eres rápidamente sustituido por otra. Y en el camino, esas personas, se habrán perdido la maravilla de conectar con los demás y aprender con ellos. Y la posibilidad de disfrutar cómo la vida se expande en esa conexión.

¿Caes en la trampa del ego a menudo? ¿Qué crees que te estás perdiendo en esas ocasiones?









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sábado, 22 de diciembre de 2012

Como morir de éxito. Manual para perderse en el camino


MORIR DE ÉXITO. O como quedar en el intento


Lo primero decir que este post es copiado, pero lo cierto es que me ha resultado muy llamativo tanto el título como lo que quiere decir en lo que pienso que lleva razón.

Empezaré con un ejemplo muy propio del boom del ladrillo que acabamos de vivir años atrás. Se trata del típico fontanero de profesión, autónomo, que en un momento dado y fruto de la coyuntura económica decide montar su propia empresa para atender la creciente demanda de trabajo que recibe. Crea su sociedad “Lo que me sale del grifo, S.L.”, compra una flamante furgoneta usando el préstamo “a bajo interés” que le autoconcedió el banco sin pensárselo demasiado (¡¡qué tiempos aquellos!!), una caja de herramientas “del trinque”, y a currar. 


Como el mercado de la vivienda tira para arriba, a nuestro empresario le va bien en su negocio y decide ampliarlo: contrata otros dos empleados -con sus respectivas cajas de herramientas- y una nueva furgoneta con la que seguir prestando servicios a los nuevos clientes que van apareciendo. Y la cosa le va a mejor. Decide comprar un bajo comercial y crear su propia oficina. Oye hablar del renting de locales pero ni se para a valorarlo; cree que es mejor tener los locales en propiedad porque “es una inversión segura que siempre se revaloriza” En la oficina pone a su cuñada, la que hizo un curso de Contaplús en la academia “Todo a Cien”. Acepta todos los pedidos que le surgen (“lo importante es vender”) aunque luego no tiene tiempo para atenderlos y va demorando los plazos de ejecución y dejando colgados a algunos clientes. Pone el precio que le da la gana (“al que no le guste que se busque otro fontanero; yo soy un profesional y valgo lo que valgo”), y cada día le va mejor. “Por fin encontré el negocio de mi vida”, le comenta a los allegados. 

Los remanentes de tesorería se dedican a cambiar el Supermirafiori por un Audi A6, y como todavía le sigue sobrando dinero, da la entrada para un bungalow en “playa-esmeralda”, esa segunda propiedad que todo empresario de éxito se merece para disfrutar de un merecido descanso con la familia. De repente, un mal día comienzan a sonar rumores de problemas en el sector de la construcción, pero nuestro “Industrial de Fontanería” (así pone en las tarjetas de visita, en el rótulo de la superfurgoneta y en la caja de herramientas) piensa que “¡¡menudo problema van a tener “los otros”; a mí no me va a pasar nada porque tengo unos resultados fantásticos, fruto de mi profesionalidad y de mi visión de negocio!!” Hasta que ese “implacable juez” llamado MERCADO decide que quien se queda fuera de juego son los empresarios que no adaptaron su empresa a las cambiantes condiciones del entorno y, entre ellos, estaba nuestro ilustrísimo industrial. ¡¡Murió de éxito!!  Su tumba reza: “Aquí yace Felipe; buen padre de familia, buen fontanero, pésimo empresario” ¿Fue culpa suya? En parte no: era un hombre con mucha ilusión, pero poca formación. En parte sí: se creyó que era él el que controlaba el negocio y subestimó las alertas y el entorno cambiante.

Cuando uno se adentra en el mundo empresarial se harta de escuchar una frase: hay que renovarse constantemente. “Constantemente” tiene un significado muy claro: en el día a día. Pero uno de los grandes enemigos de la renovación es el ÉXITO. ¿Cuántos exitosos emprendedores que se sumaron con toda la ilusión al boom del ladrillo están ahora en concurso de acreedores? Fueron personas que entraron en el mundo empresarial justo en el momento en el que las cosas iban bien para todos, y “la corriente” les arrastró al éxito. El éxito genera una sensación tremendamente gratificante y no negaré yo a nadie su derecho a disfrutar de su minuto de gloria, ese momento que todos nos merecemos para recrearnos en la felicidad que producen las cosas bien hechas y disfrutar del fruto de ese buen trabajo.

Lo malo es que los resultados económicos son como una balanza de dos platillos, y mucha gente se olvida del que pone “fracaso”. Cuando a alguien le van bien las cosas es normal que crea haber encontrado el camino correcto. Si además de eso, los resultados se repiten 3 ó 4 años seguidos, se cree tener el control absoluto sobre el negocio y cree haber encontrado la fórmula secreta para ganar dinero año tras año: “¡¡Qué buen empresario soy!!  ¡¡Qué bien sé hacer las cosas!! ¿Cómo no habría yo empezado esto  mucho antes?”

Ese exceso de confianza, esa euforia desmedida, esa prepotencia generalizada, ayuda a emerger la falsa creencia de que uno ya controla todo lo que hace y que eso nunca va a cambiar, hasta que sin darse casi cuenta, evoluciona el entorno y ese negocio tan magnífico, de repente, se va al “carajo” (perdonen la expresión, pero hay cosas que deben decirse usando toda la expresividad que nos ofrecen ciertas palabras  de nuestro maravilloso diccionario). Realmente, ¿era el empresario el que controlaba su negocio?

Lo que quiero transmitir en el día de hoy es que todos los negocios están condicionados por el ENTORNO y nunca podemos perderlo de vista. El entorno es “juez fantasma” que decide quien se queda en el sendero y quien llega al final. Los empresarios deben hacer las oportunas adaptaciones para no quedarse fuera de juego, ¡¡incluso cuando tienen éxito!!. Esas adaptaciones son las “renovaciones constantes” que aludí al principio y la mayor “barrera” para llevarlas a cabo radica en que el éxito distorsiona la realidad y hace creer a muchos empresarios que los buenos resultados se deben a su gestión y ya serán eternos si repiten la estrategia año tras año. “Se duermen en los laureles” y cuando despiertan descubren con pavor que esos laureles se convirtieron en punzantes cactus. 

Por contra, los buenos empresarios están constantemente vigilando el entorno, sin importarles para nada qué grado de éxito tienen en cada momento. Les preocupa el futuro y solamente se recrean en el presente el tiempo justo para tomar nota de en donde están. Los empresarios mediocres van a remolque de las circunstancias. Se miran el ombligo día a día, con despreocupación; se relajan, disfrutan de sus logros instantáneos, subestiman los flujos de caja (“¿para qué voy a preocuparme si el dinero entra a granel en la registradora?”), subestiman la gestión de los RR.HH. (“¿para qué voy a preocuparme por motivar y formar a los empleados si ya me va muy bien tal y como lo hago ahora?”), etc. etc. etc. Solamente actúan cuando se ven obligados a ello y esto sucede, generalmente, cuando ya no queda más remedio. Y encima lo hacen tarde y mal, porque quien vive del éxito y cree que controla plenamente su negocio, no suele valorar adecuadamente las primeras señales de alerta que le lanza el mercado.

En conclusión: ¡¡ ojo al éxito !! Es la primera señal de alerta que nos debe forzar a NO relajarnos. Si nos dejamos llevar por la gratificante sensación que genera, a vuelta de la esquina estaremos muertos: ¡¡de éxito!!










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lunes, 17 de diciembre de 2012

La importancia de la reputación

Para muchos de nosotros la reputación es algo que se construye a diario.Tiene que ver, en nuestra labor profesional, con ser un profesional fiable, alguien en quién se puede confiar. Con tener una coherencia y una congruencia entre lo que dices y lo que haces, que se transmite en la mayoría de nuestros actos. Lo mismo sucedería en nuestra vida personal. Una “buena persona” o un “buen amigo” es fácilmente reconocible, tiene unos valores y unas actitudes que lo diferencian de otros. No solemos equivocarnos por demasiado tiempo a la hora de escoger buenos profesionales o buenos amigos.
Los problemas en la reputación, suelen venir por dos lados: uno, es cuando tratamos de ser quién no somos. En esa situación, esa falta de coherencia interna se acaba manifestando externamente y provoca que los demás se den cuenta de que algo “no cuadra”. Ese descuadre acaba en ocasiones en una crisis de reputación o dicho de un modo diferente, en una crisis de confianza. Para un profesional puede ser fatal pues resulta muy difícil recuperarse si la cosa ha sido grave.
El otro, es un problema más íntimo y tiene que ver con un exceso de ego o de apego al mismo. La parte de nosotros que está más preocupada por nuestra reputación, por lo que los demás pensarán de nosotros, es el ego. Y no se trata de que no tengamos que tener nada de ego, pero tal vez estaría bien que pudiéramos relativizarlo, que no nos atrape, que no nos angustie tanto. Os voy a contar una antigua historia de la India que tal vez explique mejor este punto:


Había una vez un gran escultor, cuyo arte era tan perfecto que cuando hacía la estatua de un hombre, era complicado distinguir quién era el hombre y quién era la estatua. Era una obra tan realista y tan viva que causaba gran admiración.
Un día llegó un astrólogo a la ciudad y le predijo que se acercaba su muerte, que muy pronto iba a morir. Al artista le entró mucho miedo, se asustó tremendamente y empezó a pensar maneras de evitar su muerte, ya que había sido advertido de ella. Después de mucho pensar, decidió realizar once estatuas de sí mismo y en el momento en que la Muerte llamó a su puerta fue a esconderse entre ellas. Dejó de respirar para pasar desapercibido.
La Muerte estaba perpleja, no podía creer a sus propios ojos. Esto no le había sucedido nunca; ¡era tan raro!. Dios no creaba a los seres humanos en cadena, no era posible que existieran doce copias de la misma persona. Allí sucedía algo extraño. Y sólo podía llevarse a uno….Como no podia decidirse, la Muerte, nerviosa y preocupada se marchó a preguntarle a Dios: ¿Qué has hecho? Hay doce personas iguales y se supone que sólo tengo que traer a una. ¿Cómo debo escoger?
Dios se echó a reír. Le dijo a la Muerte que se acercara y pronunció la fórmula en su oído, la llave para saber como encontrar lo real a partir de lo irreal. Le dió un código secreto y le dijo: – Vete y pronúncialo en esa habitación en donde el artista está escondiéndose entre sus propias estatuas.
La Muerte, aún preocupada, preguntó: ¿Seguro que funcionará?
- No te preocupes- le dijo Dios- simplemente ve y prueba.
La Muerte se fue sin estar del todo convencida de si iba a funcionar. Entró en la habitación, miró a su alrededor y sin dirigirse a nadie en particular dijo:
- Señor, todo es perfecto excepto una cosa. Lo ha hecho muy bien, pero ha fallado en un punto. Hay un error.
El artista se olvidó completamente de que estaba escondiéndose. Saltó y dijo:
- ¿Qué error?
La Muerte se echó a reír y dijo: – Te pille!! Éste es el único error: no te puedes olvidar de ti mismo. Vamos, sígueme.

Como en el cuento, a veces estás demasiado apegado a tu ego, excesivamente preocupado por el qué dirán, por el reconocimiento ajeno. Y aunque, como el artista, sepas que no puedes agradar a todos, tu ego se resiente. El problema de este apego al ego, es que muchas veces provoca que dejes de ser tú y actúes según tu fantasía. Es decir, crees saber lo que los demás esperan de ti y actúas en consecuencia. Estás atrapado en tu propia imagen ideal, que equivocadamente crees que es tu reputación. Ahora que ya llevo tiempo rondando por las Redes Sociales he visto casos de personas, que una vez han alcanzado cierto estatus, ha sido devoradas por el personaje que ellos mismo habían creado. No son ya auténticas, son clones de sí mismos, se repiten, se encartonan.

Aprender a jugar en los dos terrenos es complicado pero no imposible. Una cierta dosis de ego, puede ser útil socialmente, pero un exceso te asfixia. Cuando haces las cosas que realmente  surgen de tu interior, con honestidad, sin pretender nada, simplemente porque crees que así ha de ser, dejando que fluyan de manera natural, los resultados llegan. Llegan porque realmente están conectados contigo, no porque los hayas forzado. Y entonces no debes preocuparte de tu reputación ni de las consecuencias de un comentario malicioso, pues todo ello está de verdad alineado y es congruente. Cuando sólo pretendes seguir en ese Yo Ideal que es aplaudido, cualquier error resquebraja la reputación, pues estaba montada sobre una base falsa.

Es una diferencia que exteriormente puede ser muy sutil, pero que interiormente parte de dos lugares totalmente opuestos. Sólo tú sabes desde dónde te proyectas y por tanto, cuanto hay de sólido en tu reputación. Así que la respuesta a la pregunta del título es obvia: la reputación no se maneja, se proyecta desde dentro en cada uno de nuestros actos.

Por eso voy a hacerte estas preguntas: ¿Estás muy apegado a tu ego? ¿ Crees que te anula tu Yo ideal?









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jueves, 13 de diciembre de 2012

A partir de este momento....

Hoy me he encontrado con este texto... es precioso y la verdad que es algo ha movido dentro...

A PARTIR DE ESTE MOMENTO...

Hoy “me he dado un tiempo” para pensar en la vida.
¡En mi vida!



Decido entonces que a partir del próximo amanecer voy a cambiar
algunos detalles para ser cada nuevo día, un poquito más decidido/a y feliz.

No todas las personas que amo,
retribuyen mis cariños como “a mi” me gustaría…
¿Y que pasa?...

A partir del próximo amanecer voy a continuar amándolas,
pero no voy a tratar de cambiarlas.

Es mi ejercicio, ir cambiando mi modo de verlas.
Respeto su modo de ser.

¡Pero no pienses que voy desistir de mis sueños!

A partir del próximo amanecer,
voy a luchar con más garra para que ellos se cumplan.
Pero va a ser diferente...
No volveré a responsabilizar a nadie por mi felicidad.

¡Voy a ser feliz!

Ya no voy a parar mi vida porque lo que deseo no sucede,
porque un mensaje no llega, porque no oigo lo que me gustaría oir.

Voy a crear mi momento…Voy a ser feliz ahora…

¡Tendré otros días por delante!...

Nunca más daré excesiva importancia a los problemas
que aún no consigo resolver.

A partir del próximo amanecer,
voy a dar gracias por todos los días,
por brindarme una nueva oportunidad 
de ver la luz de la mañana y 
respirar el oxígeno que me
alimenta... 
Por darme la fuerza para afrontar mis problemas.

Dejaré de sufrir por lo que no consigo tener,
por lo que no oigo o no veo.
Por el tiempo que no tengo y de temer por anticipado,
pensando lo peor.
A partir del próximo amanecer,
solo voy a pensar en las cosas buenas que tengo.

Mis amigos nunca más precisarán darme un hombro para llorar.
Voy a aprovechar la presencia de ellos para sonreir, cantar,
para compartir, celebrar...
y en los momentos duros ... acompañar.

A partir del próximo amanecer voy a ser yo mismo/a 
desde lo profundo.
A partir del próximo amanecer voy a vivir mi vida sin miedo a ser feliz.

Voy a continuar esperando, 
no mejor...
... voy a vivir 
y mientras tanto...
...quien sabe...
quizás nos encontremos
por ahí ...
y nos demos un abrazo.

Planeta Consciente

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los Mudras

El movimiento de las manos ha sido motivo de estudio desde hace mucho tiempo a través de los Mudras, ello es importante de tomarse en cuenta por lo que encierra, especialmente sus capacidades energéticas, movimientos que grandes personajes lo han utilizado Pero ¿Qué son los Mudras ¿ Qué representan?, al respecto se comenta, que Mudras significa gesto. Los mudras son los gestos corporales que se utilizan especialmente en el Hatha-Yoga, pero que también es utilizado en otros tipos de meditación.

Estos gestos son muy importantes porque nos permiten canalizar adecuadamente la energía a través de nuestro cuerpo así como facilitar la consecución de numerosos objetivos como la elevación espiritual, la sanación física y la sanación emocional.

Su origen no está muy claro, aunque en el mundo occidental los conocemos gracias al mundo oriental que nos los trae como consecuencia de la introducción de sus doctrinas e ideologías.

Hay Mudras muy completos que implican a todo el cuerpo, pero también hay Mudras muy sencillos e igualmente poderosos que sólo requieren de nuestras manos para alcanzar nuestros objetivos.Para practicar estos Mudras no es necesaria una gran habilidad, sino bastante práctica, especialmente con aquellos que son muy complicados. Los dedos se van uniendo entre sí de maneras muy diversas y con presiones muy diversas donde a veces sólo es necesario un leve roce y otras se necesita una gran presión.

Debido a la diferente cualidad de cada uno de ellos, es recomendable utilizarlos durante un tiempo determinado que suele ir de 3 a 45 minutos y generalmente es conveniente realizarlos una vez al día como mínimo.

Es importante tener en cuenta en el caso de utilizarlos para la sanación física, que no hacen milagros, sino que su cometido es apoyar al tratamiento que estemos utilizando para sanar, haciendo que sea más eficaz y que la enfermedad sane con mayor prontitud.

En las manos, al igual que en los pies, están reflejos todos nuestros puntos corporales y por ello las diferentes posiciones ayudan a desbloquear aquellos que estén inarmónicos:

1.Dedo pulgar: representa al elemento fuego y su cometido energético es equilibrar las energías del cuerpo nutriendo cuando debe alimentarse y destruyendo cuando debe eliminarse. Además en él reside nuestra conciencia divina.

2.Dedo índice: representa al elemento aire y su cometido es proveernos de la capacidad de crear y de pensar. Este dedo nos trae las inspiraciones divinas. En él radican nuestros diferentes estados de ánimo. Tiene asignado el cuarto chakra.

3.Dedo medio: representa al elemento éter y su cometido es proveernos de la energía necesaria para actuar y vivir en armonía con el mundo espiritual que tienes a tu alcance. Tiene asignado el quinto chakra.

4.Dedo anular: representa al elemento tierra y su cometido es proveernos de la fuerza necesaria para defendernos y luchar por lo que es nuestro, así como del equilibrio interior para afrontar cualquier situación. Tiene asignado el primer chakra.

5.Dedo meñique: representa al elemento agua y su cometido es proveernos de la posibilidad de interactuar con otros seres humanos en la sociedad. Es el que nos permite relacionarnos correctamente. Se encarga de trabajar nuestras emociones.Tiene asignado el segundo chakra

La forma de hacer los Mudras  debe de ser suave y completamente relajada, la unión de algunos de los dedos en cada uno de los Mudras que a continuación veremos, tienen significados especiales, para efectos de trasladar nuestra consciencia al nivel requerido, o para hacer el trabajo determinado en que nosotros estamos inmersos.

El primer Mudra que veremos es el "Mudra de la Armonía": este se hace uniendo tu dedo pulgar con tu dedo índice en ambas manos y expandiendo el resto de los dedos, es decir, la palma de la mano debe quedar completamente abierta y solamente la unión de los dedos índice y pulgar, hacen que se cierre un circuito de energía, que nos permitirá al relajarnos, entrar en una armonía perfecta


Mudra de la Sabiduría: Se realiza uniendo el dedo pulgar con el dedo medio de ambas manos, el resto de los dedos también quedan extendidos, al igual que en el Mudra anterior, en este caso lo que se pretende, es conectarnos con la sabiduría universal y cuando lo desees hacer, cuando hagas tus relajaciones, utiliza este Mudra y cosas importantes surgirán en lo mas profundo de tu consciencia.


Mudra de la Energía y de la Vitalidad: Para realizar este Mudra une tu dedo pulgar con el anular en ambas manos, el resto de los dedos permanecerán extendidos, al igual que en los dos Mudra anteriores, en este caso podrás utilizarlo cuando tu te sientas cansado o agotado y en esas condiciones podrás ayudarte a revitalizarte en tus trabajos de relajación y de meditación.


Mudra del Vacío: Este Mudra tiene como fin, buscar el vacío de tu mente, para que puedas encontrar al Ser Interno que llevas dentro, no es específicamente como los anteriores, para realizar un trabajo determinado de fijación de vitalidad o de otro tipo, en este caso se persigue el vacío de la mente y ahí es en donde puedes entrar en contacto con la esencia de vida interna, tu espíritu que eres, tu Yo Superior.
Se colocan los dedos juntos de ambas manos, la derecha y la izquierda, los doblas formando una curva como una esfera, haces lo mismo con ambas manos, pones encima la mano derecha de la izquierda y unes ambos pulgares de las dos manos, de tal manera que si tu ves de frente tus manos, veras la formación de un circulo, que colocarás también a la altura del ombligo.


El Mudra del Amor: Este Mudra se forma uniendo las dos palmas de las manos, a la altura del pecho, se utiliza mucho para hacer oración pero nosotros los Metafísicos lo utilizamos para conectarnos con la fuerza del Amor, que reside en el centro de nuestro corazón, es un Mudra que ayuda muchísimo, ya que canaliza la energía del Amor en ambas palmas, haciendo un reciclaje perfecto de ella en todo nuestro sistema energético.











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viernes, 7 de diciembre de 2012

12 pasos para mejorar tu vida

1. Ordena tu vida

- Sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida – Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás de ser libre.


2. Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables

- Dile “no” a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria.

3. Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre

- Pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con los hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles.

4. Saca tiempo para la meditación y el yoga

- Saca por lo menos 20 minutos diarios, siéntate en silencio y establece un contacto consciente con Dios

5. Regresa a la sencillez de la naturaleza

- No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza, camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo o esquía en la nieve.

6. Marca distancia entre tú y tus críticos

- Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones y apártate de su energía tan rápido como sea posible.

7. Saca un tiempo para tu salud

- Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante esta vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio

8. Juega, juega, juega

- Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida.

9. Disminuye el ritmo

- Cuando vayas en tu auto, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar. Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno.

10. Haz todo lo posible para evitar las deudas

- Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida.

11. Olvídate del valor efectivo

- No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja.

12. Acuérdate de tu Espíritu

- Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética o difícil, acuérdate de tu propio Espíritu. Estás enca­minado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres.









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domingo, 2 de diciembre de 2012

¿Has perdonado?

                                                           EL PERDÓN (Reflexión)

Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras,
te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,
pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.


El perdón es una expresión de amor.
El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.
Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos
esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad 
de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.
El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió.




No significa excusar o justificar un determinado evento 
o mal comportamiento.
No es aceptar lo ocurrido con resignación.
No es negar el dolor.
No es minimizar los eventos ocurridos.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, 
ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa 
dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron 
dolor o enojo.
Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos 
inexorablemente a la reconciliación con el agresor.
Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro 
agresor y por tal motivo lo rechazamos.
No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI 
y para nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o 
modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.
Te tiene encadenado.
El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin esperar 
que nada suceda.
Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos 
esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras 
energías en una disculpa que jamás llegará.
Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, 
pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos 
esperando una retribución, un resarcimiento.
Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo 
que nos paguen por nuestro dolor.
Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control 
de nuestra vida es el EGO.
EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.
No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado 
en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar 
los momentos de tristeza y desolación que vivimos, 
lo mal que nos sentimos.
Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso 
cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos 
queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.
Aceptamos que somos APRENDICES!
Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.


Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...

PAULO COEHLO










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sábado, 24 de noviembre de 2012

Relaciones tóxicas


RELACIONES TÓXICAS


Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.
¿Qué se considera una relación tóxica?
Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.
En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.
Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente. No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.
Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de malestares acaban pasándonos factura.
Las razones por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a detallar a continuación:
Baja Autoestima
¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?.
Creer que somos la solución a sus problemas
Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.
Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.
Yo soy la víctima en esta historia
Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.
Dependencia Emocional
Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.
Miedo a quedarse solo
Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.
No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.
Miedo a lo que está por venir
Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como zona de seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.
¿Cómo gestionar una relación así?
Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.
Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.










Gracias por leerme,Patricia
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viernes, 16 de noviembre de 2012

El cuento del tigre-oveja.¿Te atreves a ser quien eres?

El primer paso para salir de un problema, es darte cuenta de si aunque sea en un grado leve, has aprendido algún tipo de “indefensión” que puede manifestarse en frases o pensamientos del tipo: si ya lo he intentado, es que haga lo que haga no funciona, es que mi situación es peor que la de otros, es que mi caso es especial, es que yo soy así, es que para mí no vale, etc… Es atreverse a darse cuenta de cuáles son tus límites mentales, cuál es tu cárcel mental.

No es fácil salir de esa cárcel autoimpuesta y muchas veces necesitamos que desde afuera alguien nos ayude a darnos cuenta de quiénes somos realmente y nos de un pequeño empujón hacia adelante.

Hoy te traigo este cuento de la India que me ayudará a explicarte mejor lo que te quiero contar hoy...

Después de atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz en las inmediaciones y poco después murió, dejando a su cría sola. El cachorro fue aceptado como uno más del rebaño y creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas. Así mismo, como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño. Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más. No pudo por menos que decirle:
–Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado. Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.
Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.
-Pruébala -le ordenó el tigre.
Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza.

Como en el cuento, nos hemos pasado tanto tiempo aferrados a nuestro personaje, que ya no sabemos quiénes somos ni cuál es nuestra verdadera naturaleza. Nos creemos incapaces de hacer ciertas cosas porque nos hemos convencido de que nosotros no somos así o de que no tenemos esas capacidades. Estamos aferrados a nuestras creencias limitadoras. Las crisis se producen cuando ese Yo ideal ha agotado los recursos que tiene y nos hace creer que ya no tenemos más recursos con los que luchar. Por eso a veces necesitamos un “tigre” que nos muestre quiénes somos realmente y cuáles son nuestras fortalezas. Que nos muestre que la libertad de ser quién realmente somos es posible.

lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Juegas en la primera división en tu vida?

Trabajando donde trabajo, oigo varias veces la frase “jugar en primera” y me ha hecho pensar en el significado de esta expresión en la vida.
A todos los que nos gusta el deporte, solemos utilizar la frase “jugar en primera”, que significa competir y vivir en la élite, estar con los mejores, jugar en escenarios fascinantes y entrenar en muy buenos sitios, en definitiva para llegar y mantenerte ahí, que es el deseo, debes esforzarte bastante.
Llevando esta metáfora a la vida cotidiana, estoy convencido que cualquier SER humano tiene todo para “jugar en primera”, porque interiormente cuenta con grandes talentos, habilidades, un gran poder intelectual y en situaciones límites aparecen recursos para superarlas. Pero la presencia del saboteador, las creencias limitantes, los miedos, la infravaloración personal y la falta de perseverancia, paciencia y tolerancia propia, hace que la persona vaya descendiendo de categoría, hasta llegar a la situación de un amateur.
Te doy un ejemplo sobre lo que te explico, imagina que eres un excelente jugador de baloncesto y de diez tiros que haces no fallas ninguno, gracias a tu talento, entrenamiento constante y competir frente a grandes jugadores, han hecho de tu técnica algo fantástico, pero un buen día te introduces en una caja acristalada cerrada y te pones a tirar a la canasta, evidentemente tu sabes encestar pero desde donde estás ahora te será imposible hacerlo, con lo cual sales de ella ó jamás volverás a demostrarte lo que vales.
Por eso a día de hoy, a muchas personas le suena totalmente imposible jugar en primera división, porque no se sienten capaz de salir de esa caja en la que se encuentran, han tragado muy bien el discurso temeroso del saboteador que allí dentro están seguros y protegidos, con lo cual se han quedado sumisos, atrincherados en la rutina, pero sin buscar alternativas para salir de la caja de cristal.
Si quieres salir de la caja y volver a jugar en primera, deberás comenzar a invertir en ti mismo, porque sino descubres tu potencial, talentos y habilidades, difícil que puedas jugar ó volar alto, es fundamental conocer en que eres bueno. También deberás ir subiendo de nivel, abandonando las divisiones menores porque si te quedas en ellas, no podrás crecer ni elevarte, pondrás un techo que con el tiempo te invadirá un sentimiento de frustración, es como que hagas surf en una ola de un metro siempre cuando sabes que estás para surfear en una de cinco metros.
Para jugar en primera tendrás que desapegarte de conocimientos obsoletos, combatir tus creencias limitantes, ser flexible y estar abierto a nuevas experiencias, por más que te provoque miedo a lo desconocido y eso te obligue a abandonar tu zona de confort, debes hacerlo, porque esta claro que para llegar a donde te mereces de verdad, tendrás que sacrificarte y sufrir un poco, ya que el camino hacia lo bueno tiene ciclos donde debes esforzarte para vencer los obstáculos que se te presenten.
Otro aspecto muy importante será rodearte de los mejores, si!, debes hacerlo, porque de estas personas vas a aprender mucho, no debes imitarlos, solo dedícate a observar, preguntarles con criterio y sentido, así podrás modificar algunos hábitos, para que de ese modo seas un gran jugador de primera. Será elemental que te quites de encima cualquier clase de entorno tóxicos, porque esto puede limitarte mucho a llegar donde realmente quieres estar.
Si quieres subir de nivel, salir de la caja de cristal ó jugar en primera, dependerá de ti, de tu actitud y del camino que elijas seguir, es decir, SER la magnífica y potente persona que llevas dentro ó dejarte manipular por tu saboteador temeroso, conservador y limitado.
Así que ya sabes, si quieres ser un jugador de primera, comienza a comportarte como tal.











Gracias por leerme,Patricia
Viviendo el presente y construyendo la vida

viernes, 9 de noviembre de 2012

Una de esas ocasiones en las que los hijos enseñan a los padres...Para reflexionar

En el presente siglo, las personas que tienen una hipoteca, familia e hijos en la ciudad no pueden permitirse retirarse a una cabaña como el autor de Walden, pero tienen otras formas de vivir con austeridad sin privarse del néctar de la vida.

Tras abandonar la cultura del crédito, debemos tomar conciencia de nuestros ingresos reales y de aquellos gastos a los que podemos renunciar. Hay que asumir que cuanto más dinero necesitemos, más tiempo deberemos trabajar.

Una de las obviedades que nuestra vida acelerada nos ha hecho olvidar es que cambiamos dinero por tiempo, la única divisa que no se puede reponer. Entregar horas, días, años de nuestra vida a algo que no nos gusta para pagar créditos debería hacernos reflexionar. Incluso hay personas sin deudas que trabajan tanto que no tienen tiempo de gastar lo que ganan.

¿Por qué casi nadie invierte en tener tiempo? Teniendo en cuenta que las mejores cosas de la vida son gratis –la amistad, el amor, la contemplación de la naturaleza…–, deberíamos prestar atención a nuestra escala de prioridades para colocar cada cosa en su sitio.

El Walden del siglo XXI puede ser llevar una existencia sencilla según el patrón de simplicidad voluntaria propuesto por Duane Elgin en el libro del mismo título. Este activista y conferenciante norteamericano radiografía con estos diez hábitos los que han optado por la vida simple:

Invierte el tiempo y energías liberados en actividades con tu pareja, hijos y amigos (caminar, tocar música juntos, compartir una comida, acampar…) o en actividades voluntarias de ayuda a otros.
Esfuerzate en desarrollar todo el espectro de tus potenciales: físico (deportes), emocional (aprendiendo a expresar y compartir los sentimientos), mental (leyendo libros, tomando clases…) y espiritual (cultivando una mente calmada y una corazón compasivo).
Siente una conexión íntima con la tierra y una preocupación reverencial por la naturaleza, por lo que actúa procurando siempre el bienestar de la tierra.
Preocúpate por los pobres del mundo; una vida más simple crea un sentimiento de parentesco con los más desfavorecidos y, en consecuencia, con la equidad en el uso de los recursos mundiales.
Disminuye tu consumo personal; compra ropa funcional, estética y duradera en lugar de seguir modas pasajeras; compra menos joyería y otras formas de ornamentación personal; compra menos cosméticos.
Apuesta por productos resistentes, fáciles de reparar, cuya manufactura y uso no sean contaminantes y que, además, sean eficientes desde el punto de vista energético.
En tu dieta, aléjate de los alimentos altamente procesados, de las carnes y el azúcar, y elige alimentos más naturales, saludables y apropiados para los habitantes de un pequeño planeta.
Reduce la acumulación y complejidad en tu vida, desprendiéndote o vendiendo aquellas posesiones que son raramente usadas y podrían ser utilizadas productivamente por otros.
Aprecia la simplicidad de las formas no verbales de comunicación: la elocuencia del silencio, abrazarse y tocarse, el lenguaje de los ojos.
Aboga por prácticas holísticas de cuidado de la salud que enfatizan la medicina preventiva y las capacidades curativas del propio cuerpo.

¿Quiénes son los pobres?

Sin olvidar el drama de millones de personas que sufren escasez de agua, alimentos y medicinas, en el primer mundo tendemos a utilizar un baremo consumista para medir la pobreza. Desde nuestro punto de vista, el campesino de Bután que vive con un par de euros al día sería considerado pobre de solemnidad, por mucho que su país exhiba un elevado índice de Felicidad Interior Bruta.

Sobre el concepto de pobreza, hay una lúcida fábula de autor desconocido. Cuenta que el padre de una familia muy rica llevó a su hijo de viaje a una comunidad indígena con el expreso propósito de mostrarle cómo viven los pobres. Estuvieron un par de días y noches alojados en la granja de lo que se podría considerar una familia muy pobre. A la vuelta del viaje, el padre preguntó a su hijo qué le había parecido la experiencia y si se había dado cuenta de cómo vivían los pobres para valorar más lo que tenía en casa.

El niño respondió que le había encantado el viaje y que ahora ya sabía cómo vivían los pobres. Cuando el padre le pidió que especificara lo que había aprendido, el pequeño enumeró así lo que había visto:

“Nosotros tenemos un perro y ellos tienen varios.
Nosotros tenemos una piscina que ocupa la mitad del jardín y ellos tienen un arroyo que no tiene fin.
Nosotros hemos puesto faroles en nuestro jardín y ellos tienen las estrellas por la noche.
Nuestro patio es tan grande como el jardín y ellos tienen el horizonte entero.
Nosotros tenemos un pequeño trozo de tierra para vivir y ellos tienen campos que llegan hasta donde nuestra vista no alcanza.
Nosotros tenemos criados que nos ayudan, pero ellos se ayudan entre sí.
Nosotros compramos nuestra comida, pero ellos cultivan la suya.
Nosotros tenemos muros alrededor de nuestra casa para protegernos, ellos tienen amigos que los protegen.”

El padre del niño quedó boquiabierto. Finalmente, su hijo añadió:
“Gracias, papá, por enseñarme lo pobres que somos.”










Gracias por leerme,
El blog de Patricia

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