sábado, 24 de noviembre de 2012

Relaciones tóxicas


RELACIONES TÓXICAS


Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.
¿Qué se considera una relación tóxica?
Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.
En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.
Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente. No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.
Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de malestares acaban pasándonos factura.
Las razones por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a detallar a continuación:
Baja Autoestima
¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?.
Creer que somos la solución a sus problemas
Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.
Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.
Yo soy la víctima en esta historia
Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.
Dependencia Emocional
Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.
Miedo a quedarse solo
Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.
No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.
Miedo a lo que está por venir
Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como zona de seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.
¿Cómo gestionar una relación así?
Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.
Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.










Gracias por leerme,Patricia
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viernes, 16 de noviembre de 2012

El cuento del tigre-oveja.¿Te atreves a ser quien eres?

El primer paso para salir de un problema, es darte cuenta de si aunque sea en un grado leve, has aprendido algún tipo de “indefensión” que puede manifestarse en frases o pensamientos del tipo: si ya lo he intentado, es que haga lo que haga no funciona, es que mi situación es peor que la de otros, es que mi caso es especial, es que yo soy así, es que para mí no vale, etc… Es atreverse a darse cuenta de cuáles son tus límites mentales, cuál es tu cárcel mental.

No es fácil salir de esa cárcel autoimpuesta y muchas veces necesitamos que desde afuera alguien nos ayude a darnos cuenta de quiénes somos realmente y nos de un pequeño empujón hacia adelante.

Hoy te traigo este cuento de la India que me ayudará a explicarte mejor lo que te quiero contar hoy...

Después de atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz en las inmediaciones y poco después murió, dejando a su cría sola. El cachorro fue aceptado como uno más del rebaño y creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas. Así mismo, como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño. Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más. No pudo por menos que decirle:
–Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado. Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.
Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.
-Pruébala -le ordenó el tigre.
Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza.

Como en el cuento, nos hemos pasado tanto tiempo aferrados a nuestro personaje, que ya no sabemos quiénes somos ni cuál es nuestra verdadera naturaleza. Nos creemos incapaces de hacer ciertas cosas porque nos hemos convencido de que nosotros no somos así o de que no tenemos esas capacidades. Estamos aferrados a nuestras creencias limitadoras. Las crisis se producen cuando ese Yo ideal ha agotado los recursos que tiene y nos hace creer que ya no tenemos más recursos con los que luchar. Por eso a veces necesitamos un “tigre” que nos muestre quiénes somos realmente y cuáles son nuestras fortalezas. Que nos muestre que la libertad de ser quién realmente somos es posible.

lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Juegas en la primera división en tu vida?

Trabajando donde trabajo, oigo varias veces la frase “jugar en primera” y me ha hecho pensar en el significado de esta expresión en la vida.
A todos los que nos gusta el deporte, solemos utilizar la frase “jugar en primera”, que significa competir y vivir en la élite, estar con los mejores, jugar en escenarios fascinantes y entrenar en muy buenos sitios, en definitiva para llegar y mantenerte ahí, que es el deseo, debes esforzarte bastante.
Llevando esta metáfora a la vida cotidiana, estoy convencido que cualquier SER humano tiene todo para “jugar en primera”, porque interiormente cuenta con grandes talentos, habilidades, un gran poder intelectual y en situaciones límites aparecen recursos para superarlas. Pero la presencia del saboteador, las creencias limitantes, los miedos, la infravaloración personal y la falta de perseverancia, paciencia y tolerancia propia, hace que la persona vaya descendiendo de categoría, hasta llegar a la situación de un amateur.
Te doy un ejemplo sobre lo que te explico, imagina que eres un excelente jugador de baloncesto y de diez tiros que haces no fallas ninguno, gracias a tu talento, entrenamiento constante y competir frente a grandes jugadores, han hecho de tu técnica algo fantástico, pero un buen día te introduces en una caja acristalada cerrada y te pones a tirar a la canasta, evidentemente tu sabes encestar pero desde donde estás ahora te será imposible hacerlo, con lo cual sales de ella ó jamás volverás a demostrarte lo que vales.
Por eso a día de hoy, a muchas personas le suena totalmente imposible jugar en primera división, porque no se sienten capaz de salir de esa caja en la que se encuentran, han tragado muy bien el discurso temeroso del saboteador que allí dentro están seguros y protegidos, con lo cual se han quedado sumisos, atrincherados en la rutina, pero sin buscar alternativas para salir de la caja de cristal.
Si quieres salir de la caja y volver a jugar en primera, deberás comenzar a invertir en ti mismo, porque sino descubres tu potencial, talentos y habilidades, difícil que puedas jugar ó volar alto, es fundamental conocer en que eres bueno. También deberás ir subiendo de nivel, abandonando las divisiones menores porque si te quedas en ellas, no podrás crecer ni elevarte, pondrás un techo que con el tiempo te invadirá un sentimiento de frustración, es como que hagas surf en una ola de un metro siempre cuando sabes que estás para surfear en una de cinco metros.
Para jugar en primera tendrás que desapegarte de conocimientos obsoletos, combatir tus creencias limitantes, ser flexible y estar abierto a nuevas experiencias, por más que te provoque miedo a lo desconocido y eso te obligue a abandonar tu zona de confort, debes hacerlo, porque esta claro que para llegar a donde te mereces de verdad, tendrás que sacrificarte y sufrir un poco, ya que el camino hacia lo bueno tiene ciclos donde debes esforzarte para vencer los obstáculos que se te presenten.
Otro aspecto muy importante será rodearte de los mejores, si!, debes hacerlo, porque de estas personas vas a aprender mucho, no debes imitarlos, solo dedícate a observar, preguntarles con criterio y sentido, así podrás modificar algunos hábitos, para que de ese modo seas un gran jugador de primera. Será elemental que te quites de encima cualquier clase de entorno tóxicos, porque esto puede limitarte mucho a llegar donde realmente quieres estar.
Si quieres subir de nivel, salir de la caja de cristal ó jugar en primera, dependerá de ti, de tu actitud y del camino que elijas seguir, es decir, SER la magnífica y potente persona que llevas dentro ó dejarte manipular por tu saboteador temeroso, conservador y limitado.
Así que ya sabes, si quieres ser un jugador de primera, comienza a comportarte como tal.











Gracias por leerme,Patricia
Viviendo el presente y construyendo la vida

viernes, 9 de noviembre de 2012

Una de esas ocasiones en las que los hijos enseñan a los padres...Para reflexionar

En el presente siglo, las personas que tienen una hipoteca, familia e hijos en la ciudad no pueden permitirse retirarse a una cabaña como el autor de Walden, pero tienen otras formas de vivir con austeridad sin privarse del néctar de la vida.

Tras abandonar la cultura del crédito, debemos tomar conciencia de nuestros ingresos reales y de aquellos gastos a los que podemos renunciar. Hay que asumir que cuanto más dinero necesitemos, más tiempo deberemos trabajar.

Una de las obviedades que nuestra vida acelerada nos ha hecho olvidar es que cambiamos dinero por tiempo, la única divisa que no se puede reponer. Entregar horas, días, años de nuestra vida a algo que no nos gusta para pagar créditos debería hacernos reflexionar. Incluso hay personas sin deudas que trabajan tanto que no tienen tiempo de gastar lo que ganan.

¿Por qué casi nadie invierte en tener tiempo? Teniendo en cuenta que las mejores cosas de la vida son gratis –la amistad, el amor, la contemplación de la naturaleza…–, deberíamos prestar atención a nuestra escala de prioridades para colocar cada cosa en su sitio.

El Walden del siglo XXI puede ser llevar una existencia sencilla según el patrón de simplicidad voluntaria propuesto por Duane Elgin en el libro del mismo título. Este activista y conferenciante norteamericano radiografía con estos diez hábitos los que han optado por la vida simple:

Invierte el tiempo y energías liberados en actividades con tu pareja, hijos y amigos (caminar, tocar música juntos, compartir una comida, acampar…) o en actividades voluntarias de ayuda a otros.
Esfuerzate en desarrollar todo el espectro de tus potenciales: físico (deportes), emocional (aprendiendo a expresar y compartir los sentimientos), mental (leyendo libros, tomando clases…) y espiritual (cultivando una mente calmada y una corazón compasivo).
Siente una conexión íntima con la tierra y una preocupación reverencial por la naturaleza, por lo que actúa procurando siempre el bienestar de la tierra.
Preocúpate por los pobres del mundo; una vida más simple crea un sentimiento de parentesco con los más desfavorecidos y, en consecuencia, con la equidad en el uso de los recursos mundiales.
Disminuye tu consumo personal; compra ropa funcional, estética y duradera en lugar de seguir modas pasajeras; compra menos joyería y otras formas de ornamentación personal; compra menos cosméticos.
Apuesta por productos resistentes, fáciles de reparar, cuya manufactura y uso no sean contaminantes y que, además, sean eficientes desde el punto de vista energético.
En tu dieta, aléjate de los alimentos altamente procesados, de las carnes y el azúcar, y elige alimentos más naturales, saludables y apropiados para los habitantes de un pequeño planeta.
Reduce la acumulación y complejidad en tu vida, desprendiéndote o vendiendo aquellas posesiones que son raramente usadas y podrían ser utilizadas productivamente por otros.
Aprecia la simplicidad de las formas no verbales de comunicación: la elocuencia del silencio, abrazarse y tocarse, el lenguaje de los ojos.
Aboga por prácticas holísticas de cuidado de la salud que enfatizan la medicina preventiva y las capacidades curativas del propio cuerpo.

¿Quiénes son los pobres?

Sin olvidar el drama de millones de personas que sufren escasez de agua, alimentos y medicinas, en el primer mundo tendemos a utilizar un baremo consumista para medir la pobreza. Desde nuestro punto de vista, el campesino de Bután que vive con un par de euros al día sería considerado pobre de solemnidad, por mucho que su país exhiba un elevado índice de Felicidad Interior Bruta.

Sobre el concepto de pobreza, hay una lúcida fábula de autor desconocido. Cuenta que el padre de una familia muy rica llevó a su hijo de viaje a una comunidad indígena con el expreso propósito de mostrarle cómo viven los pobres. Estuvieron un par de días y noches alojados en la granja de lo que se podría considerar una familia muy pobre. A la vuelta del viaje, el padre preguntó a su hijo qué le había parecido la experiencia y si se había dado cuenta de cómo vivían los pobres para valorar más lo que tenía en casa.

El niño respondió que le había encantado el viaje y que ahora ya sabía cómo vivían los pobres. Cuando el padre le pidió que especificara lo que había aprendido, el pequeño enumeró así lo que había visto:

“Nosotros tenemos un perro y ellos tienen varios.
Nosotros tenemos una piscina que ocupa la mitad del jardín y ellos tienen un arroyo que no tiene fin.
Nosotros hemos puesto faroles en nuestro jardín y ellos tienen las estrellas por la noche.
Nuestro patio es tan grande como el jardín y ellos tienen el horizonte entero.
Nosotros tenemos un pequeño trozo de tierra para vivir y ellos tienen campos que llegan hasta donde nuestra vista no alcanza.
Nosotros tenemos criados que nos ayudan, pero ellos se ayudan entre sí.
Nosotros compramos nuestra comida, pero ellos cultivan la suya.
Nosotros tenemos muros alrededor de nuestra casa para protegernos, ellos tienen amigos que los protegen.”

El padre del niño quedó boquiabierto. Finalmente, su hijo añadió:
“Gracias, papá, por enseñarme lo pobres que somos.”










Gracias por leerme,
El blog de Patricia

lunes, 5 de noviembre de 2012

Los cuatro acuerdos que todo el mundo debería considerar

LOS CUATRO ACUERDOS TOLTECAS


  • 1. Impecabilidad de la palabra:
Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. El que la utilicemos como magia blanca o como magia negra depende de cada cual.
Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.
Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo. La propuesta de Miguel Ruiz es, por tanto:
"Utiliza las palabras apropiadamente. Empléalas para compartir el amor. Usa la magia blanca empezando por ti. SÉ IMPECABLE CON LA PALABRA".

  • 2. No te tomes nada personalmente:
Cada cual vive su propia película en la cual es protagonista. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Cada cual quiere sobrevivir el sueño colectivo y ser feliz. Y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones.
Las demás personas sólo somos figurantes en esa película que cada cual hace de su vida, o a lo sumo personajes secundarios. Si alguien me insulta por la calle (o yo lo percibo así) con casi toda seguridad no tiene nada o muy poco que ver conmigo; es simplemente su reacción a algo que está pasando fuera (un mal día con su pareja o en el trabajo, una discusión con su hija), o más probablemente dentro (preocupaciones, ansiedad, frustración, impaciencia, una gastritis o un dolor de cabeza).
La impaciencia o las exigencias de tu pareja, de la vecina del rellano o de la cajera del supermercado, las críticas de tu hijo o en el trabajo, nada de eso es personal. Cada cual está reaccionando a su propia película.
Hay mucha magia negra fuera, lo mismo que la hay dentro de ti misma, o de mí. En cualquiera, en algún momento de su vida, en algún momento del día. Todo el mundo somos "depredadores emocionales" alguna que otra vez.
"Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para esos depredadores, los magos negros... Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Pero si no te tomas las cosas personalmente serás inmune a todo veneno aunque te encuentres en medio del infierno", asegura Miguel Ruiz.
Comprender y asumir este acuerdo nos aporta una enorme libertad. "Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan sobre ti las demás personas. Nunca eres responsable de los actos o palabras de las demás personas, sólo de las tuyas propias. Dirás "te amo" sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen". Siempre puedes seguir a tu corazón.
Respecto a la opinión ajena, para bien o para mal, mejor no depender de ella. Ésa es otra película. NO TE TOMES LAS COSAS PERSONALMENTE.

  • 3. No hagas suposiciones:
Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello. Y no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más frecuentemente por el miedo y nuestra propia inseguridad.
Deduzco que alguien se ha enfadado conmigo porque no respondió a mi saludo al cruzarnos y mi mente organiza toda una realidad sobre eso. Y se rompen puentes entre la otra persona y yo, difíciles de salvar. Lo mismo con nuestra pareja, con la vecina, con la escuela. Creamos realidades en base a comentarios o elementos sueltos (cuando no en base a chismes malintencionados).
"La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras... e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular", insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza... y la aceptación.
Nunca nada que pasa fuera es personal. Pero en cualquier caso, NO SAQUES CONCLUSIONES PRECIPITADAMENTE.


  • 4. Haz siempre lo mejor que puedas :


El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Hacerlo lo mejor posible no significa que tú y yo tengamos que hacerlo de la misma manera, ni siquiera que mi respuesta en estos momentos sea la misma que en otro que me siento cansada, o no he dormido bien, o me siento llena de amor y confianza y tremendamente generosa. Se podría decir que en cada momento de nuestra vida somos diferentes, en unas circunstancias y con unas limitaciones concretas. A veces podemos responder a lo que interpretamos como una "provocación" con una sonrisa irónica o divertida, con sentido del humor, o con una carcajada retadora, o incluso a gritos. Pero siempre podemos intentar ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas... dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.
"Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio."
Con la práctica será cada vez más fácil hasta que, sorpresa, la identificación es prácticamente completa y los cuatro acuerdos forman parte de nuestra manera de ser. Simplemente somos así.
Sin duda nuestra vida será más sencilla y satisfactoria, para nosotras mismas y para las demás personas que nos rodean.










Gracias por leerme,Patricia Sánchez de León

viernes, 2 de noviembre de 2012

Para tí que me lees te dedico esta poesía


INVICTUS (Poesía)

Esta poesía es la que leía una y otra vez Nelson Mandela desde su celda.






Fuera de la noche que me cubre,
negra como el abismo de polo a polo,

agradezco a cualquier dios
 que pudiera existir

por mi alma inconquistable.

En las feroces garras
de las circunstancias

ni me he lamentado ni he dado gritos.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
es inminente el Horror de la sombra.
Y sin embargo, la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha 
sea la puerta,
cuán cargada de castigos la sentencia...

Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

WILLIAM ERNEST HENLEY











Gracias por leerme

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