viernes, 19 de abril de 2013

El dolor de los cambios


Los cambios son siempre dolorosos y cuando los alargamos, terminan siendo suicidios lentos. 

Y tenía razón. Tanta razón, que todavía me arrepiento de no haberlo hecho en ese mismo instante y de que, realmente, me lo hicieran.

Todo se desató una mañana de invierno. A finales del otoño surgieron algunos acontecimientos que podían hacer presagiar algo que estaba cantado desde casi el principio, aunque existiese un pacto de palabra. Esa mañana de invierno, nada hacía sospechar por donde se movería el día.

Antes, hace años digo, cuando hacías un pacto se cumplía hasta el último momento y solo se rompía si las partes estaban de acuerdo. Hoy en día se actúa como si estuvieras viviendo en un "reality show", donde se busca terminar con lo que sea y echarle la culpa a la situación, al momento que se esta pasando, a otro o a la parte contraria, que puedes ser tú, o yo mismo.
Nunca entendí eso de "te doy mi palabra" y luego que, "las palabras se las lleva el viento". Tampoco entendí lo de hacer una promesa (a ningún santo) y que luego vengan y te digan, "las promesas están para romperlas".

Todo esto, para llegar a donde el cambio es inducido, malinterpretado, montando una película inexistente, poniéndole sonido a los pensamientos pues, es en la cabeza donde todo comienza y termina.

¿Cuantas veces habré vivido esta situación?, unas cuantas, de verdad, y ya cansa. Aunque es un buen ejercicio para conocer la mente humana, saber donde se esconde el "ego", cuales son los puntos débiles de quien tienes enfrente, no para atacarle, que es lo que suele hacer el que primero se monta la película, solo para no tocar esos puntos, para que todo esté en calma y poder dialogar. Claro que a veces ni el dialogo arregla las cosas que no se pueden arreglar.
La cosa es que, antes del mediodía, todo se había acabado. Las ilusiones se destrozaron solo con un giro de las palabras, con un gesto, con un dar la espalda a todo y ni siquiera, escuchar la contestación.
Pedir perdón no existe en el vocabulario de quien así actúa, pero tampoco está la energía para recibirlo y menos, cuando se cruza de brazos.

Y aunque esto último me alivia y me hace traspasar alguna frontera de la mente y del alma, como decía mi amigo ...
... Los cambios son siempre dolorosos y cuando los alargamos, terminan siendo suicidios lentos.
Y es que cuando uno cambia o se mueve, todo se mueve y todo cambia y ya nada es igual.
Así que es mejor hacer un cambio con dolor, que no verte obligado a hacer el cambio que en realidad no te gusta y sufrir por ello.


Texto: J. Bcn (Letters) para "Diario de Viaje de O. san" -www.facebook.com/OSanCuentosYRelatos 
Imagen: lui - autor desconocido














Gracias por leerme,El blog de Patricia

viernes, 12 de abril de 2013

Fedra


¿Cuantos acontecimientos deben suceder en nuestra vida para alcanzar una brizna de conocimiento? 
¿Cuanto camino hay que recorrer antes de darnos cuenta donde estamos parados? 
¿Acaso el conocimiento siempre se encuentra fuera? ¿Tal vez, en las palabras de un extraño "maestro" mesiánico con nombre impronunciable? 

La historia de Fedra es la historia de todos nosotros. 

Fedra buscaba el amor, buscaba el conocimiento, buscaba y buscaba y parecía no encontrar nada de lo que buscaba. 
Claro que esto último se convirtió en un gran agujero negro, que se traga todo lo que le das y no te da ni las gracias porque, todo, le sabe a lo mismo, a nada. 
Cuando nos vimos por primera vez, hace veinte años, ella buscaba arañando las brumas del conocimiento iniciático, y así llevaba diez años. 
Buscadora incansable ha estado en Maharishi; Comunidad Arco Iris; G.F.U.; Comunidad Osho; ha pertenecido a los seguidores de Sai Baba; es practicante de Budismo Shingon; etc., etc.
La última vez que nos vimos fue, hace una semana. Sigue buscando y arañando, sin terminar de rasgar el velo del conocimiento iniciático que para ella, ha dejado de ser un velo y se ha convertido en el grueso telón de un teatro. 

Fedra es una mujer que aparenta ser flexible, pero es muy cabezota, lo que la hace rígida; predica el dialogo y su frase favorita es -hay que hablarlo-. Claro que, lo del dialogo, es solo pura fachada.
Se ha convertido en una mujer casi amargada, con apariencia dulce. Traicionada por un amor, al que se consagró desde la adolescencia y al que nunca se entregó físicamente, y de lo cual se arrepiente, por la falta de autoestima como persona y como mujer. 

Tal vez, la búsqueda de Fedra tiene su raíz en que, en el fondo, no sabe que es lo que busca y pretende que algo le brille, le suene, le huela, le sepa, le susurre al oído. Pero también puede estar en querer ser aceptada en un grupo porque, ella misma, no se acepta. 

El dialogo interno de Fedra le dice que debe y no debe hacer en cada acontecimiento de la vida, pero ella hace oídos sordos a tales pensamientos. 

¿Que me darás a cambio de esta tristeza inexpresable? parece decir siempre que nos encontramos, pero su reserva con todo lo que acontece en estos momentos es su vida, la aísla aun más de poder comunicarse y escuchar verbalizando el dialogo que la molesta, una y otra vez sin poder acallarlo. 

Uno sale a este mundo al encuentro de la vida, del amor, del conocimiento de uno mismo, siendo responsables de las enseñanzas que esto conlleva. 
La búsqueda implica poner nombre a las cosas para que, cuando las tengamos frente a nosotros, las identifiquemos como señales de aquello que en realidad buscamos. 

Texto: "FEDRA" "Cuentos y Relatos de O. san" -www.facebook.com/OSanCuentosYRelatos 
Imagen: "Canción del Ángel" by Eduard Zentsik


Para mí es un enorme placer poder contar con O.san y sus cuentos. Me enamoraron desde el primer día. Espero que les guste,ya que todos los viernes tendremos un cuento suyo.














Gracias por leerme,El blog de Patricia

jueves, 11 de abril de 2013

El niño y el puzzle

Es bastante probable que ya hayas leído este cuento pero me ha gustado recordarlo.

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para reducirlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. 

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo ¡Justo lo que precisaba!

Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: -"Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie".Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. 

-"Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo". Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era.

  "Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo..."

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